Psicologia
Aquí recomiendo libros de psicología, pero no quiero darte solo la lista sin contarte antes por qué los recomiendo.
Lo que leerás a continuación forma parte de mi experiencia personal.
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En algún momento todos nos preguntamos cosas existenciales: ¿cuál es mi propósito?, ¿cómo funciona lo que me rodea?, ¿qué rol juego en este mundo?, ¿será Silent Hill Remake un buen juego?
La verdad es que nadie tiene respuestas absolutas. Llegamos a este mundo sin manual de instrucciones y lo único que tenemos para orientarnos son nuestras experiencias, lo que nos enseñaron y nuestro pensamiento crítico. Eso es lo que moldea nuestra realidad, pero al ser tan subjetiva, mis palabras pueden sonar “bien” o “mal” según los ojos que las lean.
No busco convencer a nadie ni demostrar que “tengo razón”. Solo quiero compartir lo que descubrí en este último año: gran parte de lo que pensaba saber de mí era incorrecto. Y sí, los seres humanos somos bastante predecibles cuando se tiene la información necesaria para anticipar nuestras respuestas.
Agradezco profundamente a quienes me hicieron ver la importancia de dedicar tiempo y recursos no solo a la terapia, sino también a reflexionar y aprender sobre psicología. Antes la veía solo como literatura “técnica” o “basura motivacional”. Qué equivocado estaba. Hoy me alegra haber estado tan estúpidamente equivocado.
El origen de los problemas#
No importa cuánta terapia hagas o cuántos medicamentos tomes: si no aceptas el origen de tus problemas, cualquier razonamiento estará predispuesto a mantener el status quo. El resultado: culpar a factores externos, confusión y desesperanza.
Y aquí la revelación incómoda: el problema, la mayoría de las veces, eres tú mismo.
Obvio que hay gente que está realmente jodida en todo sentido, y no es justo minimizarlo. Pero seamos claros: en la mayoría de los casos, nuestra forma de pensar y actuar es lo que multiplica la desdicha.
En mi caso, aunque cumpliera metas, siempre me venía la pregunta: “¿y ahora qué mierda sigue?”. No era capaz de aceptar que merecía lo bueno que me pasaba, así que terminaba saboteándome una y otra vez. Todo cambió tras un acontecimiento doloroso este año: entendí que yo era el principal causante de mi desdicha. No importaba lo que otros hicieran o dijeran por mí: solo yo era responsable de las consecuencias de mis decisiones.
Ese día no tenía teoría ni práctica, pero aceptar que yo era el problema fue la base de todo. Desde ahí empecé a reconocer la coraza mental y emocional que había construido como defensa. Fue doloroso al principio, pero con el tiempo el proceso dejó de ser horripilante y comenzó a sentirse liberador.
En ese camino agradezco mucho a mi psiquiatra, que me recomendó El arte de amargarse la vida. Ese libro me permitió identificar cómo yo mismo generaba mi desdicha. No me dio todas las herramientas para dejar de hacerlo, pero sí me enseñó a reconocer patrones de sabotaje y ponerles nombre. Al saber esto, pude empezar a buscar los conceptos y teorías necesarias para comprender cómo funcionaban realmente esos mecanismos. Y eso fue suficiente para empezar a buscar cambiar.
Autoconocimiento#
La terapia no funciona de manera pasiva: no se trata de que el profesional “te arregle” o “te diga cómo ser feliz”. Ellos entregan herramientas y perspectivas, pero el trabajo de fondo depende de nosotros.
El segundo libro que me recomendaron fue Los Seis Pilares de la Autoestima, gracias a mi psicóloga. Hoy entiendo perfectamente por qué. Ese libro es, para mí, la base teórica antes que cualquier otro.
Primero, aceptar que uno es el origen de su propia desdicha (El arte de amargarse la vida).
Luego, construir autoestima sólida (Los Seis Pilares de la Autoestima).
No basta con entender de manera lógica que “soy suficiente para lograr lo que quiero” y que “merezco la recompensa de mis acciones”. Ese entendimiento es solo el primer paso. La autoestima no funciona únicamente desde la razón, sino que necesita ser alimentada y entrenada: a través de refuerzos positivos, experiencias reales y el aprendizaje constante de que esas frases no son solo palabras, sino hechos que se van validando en la práctica.
Es recién en ese proceso —cuando lo que sé se convierte en lo que siento— que dejamos de sabotearnos, empezamos a actuar de acuerdo a nuestro propósito y valores, y —finalmente— podemos vivir sin la necesidad de complacer a terceros, sino a nosotros mismos.
Eso sí, es importante aclarar: los traumas severos deben tratarse con psicólogos especializados en traumas. Superarlos en solitario es extremadamente difícil. Por eso siempre repito: la terapia no es excluyente.
Categorías#
Además de estos dos libros iniciales, en mi blog clasifiqué las recomendaciones por categorías para que cada quien pueda priorizar según su momento actual.
Por ejemplo: si mis vivencias de infancia siguen pesando, me centraría en un libro de Trauma Infantil antes que en uno de Habilidades de Vida. Este último puede ser útil, sí, pero los traumas de infancia son raíces profundas que afectan todo lo demás. El tiempo y la energía son limitados: no intentes abarcar todo a la vez. Prioriza según lo más importante y lo más necesario en tu vida hoy.
Objetivo#
No busco dar una verdad universal ni convertir a nadie a “mi forma de pensar”. Solo comparto lo que descubrí: que aceptar mi propia responsabilidad, aprender a reconocer mis patrones de sabotaje y trabajar en mi autoestima fue el inicio de dejar de amargarme la vida.
Si estás en un punto similar, quizá estos libros sean también un buen comienzo para ti.
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